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Cruzando por las rutas terrestres, Cañas Gordas y La Cuesta, así como por vía marítima, los chiricanos, provenientes de la provincia de Chiriquí, en Panamá, llegaron a Costa Rica a mediados del siglo XIX, extendiéndose hasta principios del siglo XX.
Cada año, en nivel nacional y específicamente en el territorio Potrero Grande (sitio de mayor representación de la chiricanidad), se celebra este Día de la Persona Chiricana, con el objetivo de recordar la presencia de todas estas personas, su herencia y su tradición. Incluyéndose su festividad al Calendario Escolar por el Departamento de Educación Intercultural del MEP, desde 2019.
Su aporte cultural y gastronómico es de gran valor para el país, enriqueciendo la diversidad cultural del pueblo costarricense.
Con gran variedad de platillos de comidas y música autóctonas de los chiricanos nos han heredado de almojábanas (parecido a palito de queso) y el bienmesabe (tamal de maicena), así como las salomas (retahílas cantadas), la música de acordeón, el punto y la cumbia.
Su aporte también se dio con los apellidos de origen chiricano como Beita, Pinzón, Quintero, Caballero, Fuentes, Castillo, Arauz, Saldaña, entre otros.